Si es verdad que lo común es ir a las pastelerías en buscas de pasteles, pero te invito a recorrer los más clásicos establecimientos de la ciudad en busca de sus secretos más escondidos. Hemos hecho este paseo de la mano de un historiador, pero te invitamos a que lo hagas también con tus amigos de siempre o esos que en ocasiones te vienen a visitar a la ciudad y que funcione como una especie de ginkana. Incluso si no sois muy goloso seguro que lo pasareis súper bien porque son locales muy especiales y si lleváis vuestras cámaras y les hace un buen día pues tenéis aseguradas algunas fotos tan chulas como las que hice esta vez. El contexto también es brutal para retratos así que si estáis con algún proyecto fotográfico en mente este recorrido les puede venir bien de inspiración. Si tienes algún secreto que compartir nos encantará conocerlo.
1. Antigua pastelería de El Pozo (Calle Pozo 8) si es cierto que puedes llevarte a la boca un glorioso buñuelo o algún hueso de santo pero lo que no te puedes perder es su impresionante caja registradora, la misma desde que abrió sus puertas con el concepto de pasteles tanto salados como dulces en 1930 y que aún funcionan perfectamente.
2. Casa Mira (Carrera de S. Jerónimo, 30 ) Este es el lugar clásico de los turrones y polvorones de Madrid, además ¿quién puede pasar por alto su vitrina con expositor giratorio? No obstante, su secreto no está dentro del establecimiento sino justo en el portal de al lado pues antes cuando no había locales los vendedores de turrones venidos de Alicante se instalaban en los portales, incluso en los descansillos de las escaleras y allí vendían sus delicias traídas en la mayoría de Gijona. ¿Te imaginas ahora abrir la puerta de tu casa y que tengas el mercado instalado en las escaleras?
3. El Riojano (C/Mayor 10) es el lugar donde puedes ir a comprobar el “calendario dulce” de Madrid pues siguen conservando la estacionalidad de la confitería tradicional pero su mayor secreto es que su gerencia pasas de dueños a empleados. Otro secreto muy bien guardado es que aún hacen los famosos azucarillos que se vendían en las calles acompañados de un trago de aguardiente para los señores que necesitaran calentarse.
4. A La Mallorquina (C/Mayor 2) podemos ir por supuesto a buscar los clásicos postres baleares como el tortel o la ensaimada pero de sus su secretos mejor guardado me quedo con que abajo están los hornos, por eso al asomarnos en alguna de sus vitrinas se desprende el olor a pasteles que hace que broten nuestros mejores recuerdos.
5. En la Chocolatería San Ginés (Pasadizo de San Ginés 5) si bien nunca caen mal unos churros, su secreto cada vez más conocidos es que ha sido el primer establecimiento que abre las 24 horas del día, también de los pocos que ha cruzado las fronteras y se ha instalado en Tokio con versiones de sus churros en forma de corazón. Un ritual con los primeros rayos del sol, después de la marcha nocturna en el centro de la ciudad, es ir a comer churros mientras los jóvenes esperan que abra el metro.
6. La Violeta (Plaza canalejas 6) El rey Alfonso XIII era un habitué de esta tienda que lleva nada menos desde 1915 abierta vendiendo caramelos hechos con violetas cultivadas a las afueras de Madrid, para el noble estos famosos caramelos no sólo servían para animar a su mujer sino también a su amante la actriz Carmen Ruiz Moragas. Le regalaba caramelos de violeta a su mujer y a su querida.
7. Si bien no es propiamente un secreto en una pastelería si tiene que ver con el mundo dulce: en plena Calle Mayor 5 hay un edificio al mejor estilo Art Noveu que correspondió a las oficinas de los hermanos Ruiz de Velazco, quienes además del negocio textil se dedicaron a los llamados productos coloniales como el cacao, el café y el té. Si os fijáis bien podéis identificar formas que recuerdan a la fruta del cacao así como la rueda y el caduceo que es el símbolo del comercio y la industria.